"La práctica médica no entraña solamente tejer, entretejer y tener activas las manos, sino que debe inspirarse en el alma, estar plena de conocimiento y tener como componente preciado la observación aguda y minuciosa; todo ello, junto con los conocimientos científicos exactos, son los requisitos para que la práctica médica sea eficiente."
Moisés ben Maimón (1135-1204)

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jueves, 28 de noviembre de 2013

Médico Moderno: Año 51 Núm 3 Noviembre 2013

En esta edición encontraremos:

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Prescripción Médica: Año 36 Núm 412 Noviembre 2013

En esta edición encontraremos:

jueves, 7 de noviembre de 2013

Herramienta para detectar el patógeno 'Streptococcus Agalactiae' en embarazadas

El proyecto FONDEF "Desarrollo de un kit rápido de detección de Streptococcus Agalactiae en mujeres embarazadas" está dirigido por el doctor en Bioquímica, Abel Vásquez Veloso, jefe de Sección de Biotecnología del Departamento Salud Ambiental del ISP (Instituto de Salud Pública), en Chile, quién tiene a su cargo un equipo que incluye al médico veterinario Daniel Soto, el biotecnólogo Jorge Soto, la bioquímica Magaly Barrientos, tesitas y personal técnico de apoyo América Abarca.

Descubierta la función de un complejo proteíco con implicaciones en enfermedades como el cáncer

Científicos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), en España, han descubierto mediante ratones manipulados genéticamente que las dos variantes de Pds5 – una proteína relacionada con las cohesinas, encargadas de unir las dos copias de cada cromosoma– no son equivalentes. 

Dirigido por la investigadora Ana Losada, el estudio revela que dichas variantes (Pds5A y Pds5B, no bien diferenciadas hasta la fecha) son necesarias para la proliferación celular y para que se complete correctamente el desarrollo embrionario. 

Los resultados, que se publican en la versión digital de The EMBO Journal, contribuyen a entender mejor cómo las proteínas Pds5 modulan el comportamiento de las cohesinas, sea estabilizando o desestabilizando su unión a los cromosomas. 

Dichas cohesinas acoplan las dos copias de cada cromosoma –las cromátidas hermanas– para asegurar que se reparten de forma equitativa entre las células hijas durante la división celular. Así, cada una de las células hijas recibe exactamente la misma información genética procedente de la madre. 

Enfermedades como el síndrome de Cornelia de Lange, que afecta a uno de cada 30.000 recién nacidos y que se caracteriza por anomalías físicas graves y deficiencias cognitivas, tienen su origen en un funcionamiento anómalo de las cohesinas. 

Células que carecen de Pds5B reparten el material genético de forma defectuosa (imagen derecha), frente a células normales (imagen izquierda).
Recientemente se han identificado mutaciones en cohesina en algunos tipos de tumores, como el cáncer de vejiga o la leucemia mieloide aguda (AML). “Si entendemos la función y regulación de las cohesinas podremos mejorar el diagnóstico y tratamiento de los pacientes afectados”, afirma Losada. 

“En este contexto, hemos visto que las dos formas de Pds5 estabilizan la unión de la cohesinas a los brazos y las regiones más distales de los cromosomas, mientras que solo Pds5B lo hace en los centrómeros –regiones de los cromosomas sobre las que recae el peso de la separación de los cromosomas durante la división celular–”, explica la experta. 

Pero las proteínas Pds5 no solo estabilizan a las cohesinas, sino que también pueden ejercer el efecto contrario cuando se unen a la proteína Wapl. “En este caso, desestabilizan la unión de las cohesinas a los cromosomas, lo que puede ser importante para la activación de genes necesarios y para permitir la separación eficiente de las dos copias de cada cromosoma durante la división celular”.

Fuente: NCYT

martes, 5 de noviembre de 2013

¿Son el cobre y el hierro ingredientes del Mal de Alzheimer?

Dos estudios recientes señalan respectivamente al cobre y al hierro como responsables parciales del Mal de Alzheimer. 

El cobre parece ser uno de los principales factores ambientales que provocan la aparición y el avance de la enfermedad de Alzheimer al contribuir a la acumulación nociva de ciertas proteínas en el cerebro. Ésta es la conclusión a la que se ha llegado en un estudio realizado por el equipo de Rashid Deane, profesor en el Centro Médico de la Universidad de Rochester, en Nueva York, Estados Unidos. Los detalles técnicos de este estudio aparecen en la revista académica PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences, o Actas de la Academia Nacional de Ciencias, de Estados Unidos). 

El cobre ejerce una función importante y beneficiosa en la conducción de señales por los nervios, el crecimiento de los huesos, la formación de tejido conectivo y la secreción de hormonas. Sin embargo, el nuevo estudio muestra que el cobre también puede acumularse en el cerebro y causar el deterioro de la barrera hematoencefálica (el sistema que filtra qué entra y qué sale del cerebro, protegiendo a éste de muchas amenazas externas), provocando la acumulación tóxica de la proteína beta-amiloide, un subproducto de la actividad celular. 

Bajo circunstancias normales, la beta-amiloide es retirada del cerebro por una proteína llamada LRP1. Los investigadores observaron que el cobre sabotea la función de la LRP1 a través de un proceso de oxidación lo que, a su vez, impide la eliminación de la beta-amiloide del cerebro. Los autores del estudio observaron este fenómeno en células cerebrales de ratón y de humanos. 

La presencia excesiva de cobre y hierro en ciertas partes del cerebro podría estar asociada a la enfermdedad de Alzheimer. (Imagen:Amazings/NCYT/JMC).

En otra investigación, llevada a cabo por el equipo del Dr. George Bartzokis, profesor de neurología en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), se hicieron observaciones detalladas en dos áreas del cerebro en pacientes con Mal de Alzheimer. Los autores del estudio compararon el hipocampo, que se sabe que sufre un daño temprano en la enfermedad, y el tálamo, un área que generalmente no es afectada hasta las etapas tardías. Utilizando técnicas sofisticadas de captación de imágenes cerebrales, encontraron que la presencia de hierro se incrementa en el hipocampo y se asocia con el tejido dañado en el área. Pero no se observó un aumento de hierro en el tálamo. 

Mientras que muchas de las investigaciones sobre el Mal de Alzheimer se han concentrado en la anómala acumulación, en el cerebro de los pacientes, de dos proteínas, la beta amiloide y la tau, una acumulación que resulta en la formación de las típicas placas asociadas a la enfermedad, Bartzokis ha sostenido desde hace mucho tiempo que el problema comienza en un punto previo de un ciclo más grande. La destrucción de la mielina, el tejido graso que recubre las fibras nerviosas en el cerebro, perturba gravemente la comunicación entre las neuronas y promueve la formación de las placas por acumulación. Estas placas amiloides a su vez destruyen más y más mielina, saboteando la señalización cerebral y provocando la muerte celular y los síntomas clásicos del Mal de Alzheimer. La mielina es producida por células llamadas oligodendrocitos. Estas células son las que tienen los niveles más altos de hierro de entre todas las células del cerebro, y la evidencia circunstancial ha apoyado durante mucho tiempo la posibilidad de que los niveles de hierro en el cerebro puedan ser un factor de riesgo para enfermedades relacionadas con el envejecimiento, como el Mal de Alzheimer. Aunque el hierro es esencial para la función celular, si hay mucha cantidad del mismo, puede generar daños oxidativos, a los cuales el cerebro es especialmente vulnerable. 

Los detalles técnicos del estudio realizado por el equipo del Dr. Bartzokis aparecen en la revista académica Journal of Alzheimer's Disease.


Fuente: NCYT

lunes, 4 de noviembre de 2013

Mala reparación de daños en el ADN, ¿la causa de la esclerosis lateral amiotrófica?

La esclerosis lateral amiotrófica, una dolencia degenerativa neuromuscular, conocida también como enfermedad de Lou Gehrig, y que está relacionada con la enfermedad neuronal motora que padece el famoso físico Stephen Hawking, es una afección neurodegenerativa que destruye las neuronas encargadas de controlar los movimientos de los músculos. No hay todavía una cura para la esclerosis lateral amiotrófica, que mata a la mayoría de pacientes de tres a cinco años después de que aparezcan los primeros síntomas, y se trata de una enfermedad más común de lo que podría parecer: Sólo en Estados Unidos unos 5.600 nuevos casos se diagnostican cada año. 

Un equipo de neurocientíficos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Cambridge, Estados Unidos, ha encontrado nuevos indicios de que un fallo al reparar ADN dañado subyace en el origen de la esclerosis lateral amiotrófica, y quizá también en el de otras dolencias neurodegenerativas como por ejemplo el Mal de Alzheimer. 

Lo descubierto en el nuevo estudio implica que los fármacos que refuerzan la capacidad de reparar ADN en las neuronas podrían ayudar a los pacientes de esclerosis lateral amiotrófica, tal como argumenta Li-Huei Tsai, directora del Instituto Picower para el Aprendizaje y la Memoria, adscrito al MIT, y coautora del estudio en el que se ha hecho este prometedor hallazgo. 

Las neuronas figuran entre las células del cuerpo humano que más tiempo viven. Mientras que otras células son reemplazadas a menudo, por regla general muchas de nuestras neuronas se conservan a lo largo de toda nuestra vida. En consecuencia, las neuronas pueden acumular muchos daños en el ADN y debido a ello son especialmente vulnerables a los problemas derivados de tales daños, sobre todo si las reparaciones del ADN no se efectúan correctamente por algún motivo. 

A la izquierda, una neurona muestra un grado normal de reparación de ADN, indicada por una fluorescencia verde. A la derecha, una neurona con una forma mutada de la proteína FUS, hallada en pacientes de esclerosis lateral amiotrófica, muestra un grado muy bajo de reparación del ADN. (Imágenes: Wen-Yuan Wang y Ling Pan)

Nuestro genoma está sufriendo daños de manera constante, y las rupturas en las hebras del ADN son cotidianas. Afortunadamente, esto no es un problema serio porque tenemos en nuestro interior la maquinaria necesaria para repararlas. Pero si esta maquinaria de reparación no funciona del todo bien, las neuronas acaban siendo las células más perjudicadas. 

La HDAC1 es una enzima que regula los genes al modificar la cromatina, la cual consiste en ADN enrollado alrededor de un núcleo central de proteínas llamadas histonas. La actividad normal de la HDAC1 hace que el ADN se enrolle más prietamente alrededor de las histonas, impidiendo la expresión génica. Sin embargo, las células, incluyendo a las neuronas, también explotan la capacidad de la HDAC1 para tensar la cromatina a fin de estabilizar las puntas de cadenas de ADN roto y promover su reparación. 

La HDAC1 trabaja cooperativamente con una enzima llamada sirtuína 1 (SIRT1) para reparar el ADN e impedir la acumulación de daños que podría ser un detonante de la neurodegeneración. 

Cuando una neurona sufre rupturas de doble hebra, la SIRT1 migra en pocos segundos a los sitios dañados, donde recluta con suma rapidez a la HDAC1 y a otros factores de reparación. La SIRT1 también estimula la actividad enzimática de la HDAC1, ayudando a que las puntas rotas del ADN vuelvan a sellarse. 

La SIRT1 ha ganado notoriedad recientemente como la proteína que promueve la longevidad y brinda protección contra enfermedades entre las que se incluyen la diabetes y el Mal de Alzheimer. El grupo de Tsai cree que el papel de esta proteína en la reparación del ADN contribuye significativamente a esos efectos beneficiosos. 

En un intento para identificar más sustancias que trabajan junto a la HDAC1 en la reparación del ADN, Tsai y sus colegas centraron su atención en una proteína llamada FUS (por las siglas del inglés Fused In Sarcoma). El gen FUS correspondiente está en una de las posiciones más comunes para mutaciones que causan las formas hereditarias de la esclerosis lateral amiotrófica. 

El equipo de Tsai, Wen-Yuan Wang y Ling Pan encontró que la FUS aparece rápidamente en escena cuando se daña el ADN, lo que sugiere que la FUS es quien orquesta la respuesta reparadora. Una de sus funciones es reclutar a la HDAC1 para que actúe en el sitio donde el ADN ha sido dañado. Sin ella, la HDAC1 no aparece y la reparación necesaria no se lleva a término. Tsai cree que la FUS también podría estar involucrada en la detección rápida de daños en el ADN. 

Se han encontrado al menos 50 mutaciones en el gen FUS que causan esclerosis lateral amiotrófica. La mayoría de estas mutaciones tiene lugar en dos secciones de la proteína FUS. El equipo del MIT realizó un mapa de las interacciones entre FUS y HDAC1, y encontró que esas dos secciones de FUS se enlazan a HDAC1. 

Los hallazgos hechos en esta investigación sugieren que los fármacos que promueven la reparación del ADN, incluyendo activadores de HDAC1 y SIRT1, podrían ayudar a combatir los efectos de la esclerosis lateral amiotrófica. Un prometedor grupo de activadores de SIRT1 está ya en una fase muy avanzada de diseño, y se ha comenzado a ponerlos a prueba en ensayos clínicos con miras a su posible uso futuro en el tratamiento de la diabetes. 


Fuente: NCYT

ARN mensajero sintético para que el corazón se autorrepare tras un infarto

Un equipo de científicos ha dado un gran paso en el campo del tratamiento de los ataques cardíacos, al conseguir inducir a los corazones dañados de ratones a autorrepararse haciendo que expresen a tal fin un factor que activa la regeneración cardiovascular por medio de células madre nativas del corazón. 

Este avance marca el comienzo del uso del corazón como una fábrica en la que producir factores de crecimiento para familias específicas de células madre cardiovasculares, y sugiere que sería posible generar "recambios" para partes del corazón sin tener que aportar desde fuera nuevas células al mismo, tal como dice Kenneth Chien, profesor del Instituto Karolinska en Suecia y de la Universidad de Harvard, en Cambridge, Massachusetts, Estados Unidos, quien dirigió al equipo responsable del logro científico descrito.  

El estudio se basa en otro descubrimiento reciente en el laboratorio de Chien: VEGFA, un factor de crecimiento conocido para células endoteliales vasculares en el corazón adulto, puede también servir como un conmutador que hace que las células madre del corazón en vez de dar lugar a células de músculo cardíaco se orienten a la formación de vasos coronarios en el corazón fetal. Para inducir al corazón a fabricar el VEGFA, se usó un nuevo procedimiento, basado en inyectar ARN mensajero (ARNm) sintético. El ARNm es modificado sintéticamente de modo que escape del sistema de defensa normal del cuerpo. Se sabe que dicho sistema defensivo rechaza y degrada al ARNm no modificado como si se tratara de un virus invasor. 

Los experimentos, llevados a cabo en ratones, muestran que sólo se requiere provocar un único y breve episodio de expresión intensa de VEGFA, siempre y cuando se pueda lograr que éste actúe en la región exacta donde residen las células de interés. El efecto terapéutico es duradero, tal como se ha visto por una mejora sustancial de la supervivencia después de un infarto de miocardio, lograda mediante una única administración del ARNm sintético, cuando esto se hizo dentro de las 48 horas posteriores al ataque cardíaco. El efecto a largo plazo parece basarse en el cambio del destino de las células madre nativas del corazón, haciendo que en vez de contribuir al tejido de la cicatriz fibrótica del músculo cardíaco lo hagan al tejido cardiovascular. 

Los resultados obtenidos hasta ahora abren el camino hacia el desarrollo de una terapia en la que se regenere tejido cardiovascular a partir de un único agente químico, sin necesidad de inyectar en el corazón células adicionales del tipo que sean. 

Fuente: NCYT

¿Podría el brócoli ayudar a combatir la artrosis?

Un compuesto presente en el brócoli podría ser fundamental para prevenir la artrosis u osteoartritis, o enlentecer su avance, según las conclusiones a las que se ha llegado en una nueva investigación.

Los resultados de este estudio de laboratorio, realizado por un equipo de científicos dirigido desde la Universidad de East Anglia en el Reino Unido, muestra que ese compuesto, el sulforafano, ralentiza la destrucción de cartílago en articulaciones que está asociada a la artrosis.