"La práctica médica no entraña solamente tejer, entretejer y tener activas las manos, sino que debe inspirarse en el alma, estar plena de conocimiento y tener como componente preciado la observación aguda y minuciosa; todo ello, junto con los conocimientos científicos exactos, son los requisitos para que la práctica médica sea eficiente."
Moisés ben Maimón (1135-1204)

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jueves, 22 de mayo de 2008

Un cerebro viejo puede ser verdaderamente un cerebro sabio

Cuando las personas mayores no pueden recordar los nombres de los asistentes a la fiesta, tienden a pensar que su potencia cerebral está en decline. Pero un número creciente de estudios sugiere que esta suposición es falsa en muchas ocasiones.

En lugar de eso, estas investigaciones descubrieron que el cerebro que envejece, simplemente tiene almacenados más datos e intenta filtrarlos a través de un revoltijo de información, a menudo en su propio beneficio a largo plazo.

Estos estudios son analizados en una nueva edición de un libro sobre neurología: “Progresos en investigación cerebral” (“Progress in Brain Research”).

Algunos cerebros se deterioran con la edad. La enfermedad de Alzheimer por ejemplo, golpea al13% de los estadounidenses de más de 65 años. Pero para la mayor parte de los adultos de avanzada edad, dicen los autores, buena parte de lo que pasa es una amplificación del foco de atención que hace más difícil centrarse solo en un dato, como un nº de teléfono o un nombre. Aunque puede ser frustrante, muchas veces resulta útil.

“Podría ser que estas distracciones no sean de hecho algo malo”, comenta Shelley H. Carson, psicólogo investigador en Harvard cuyo trabajo aparece citado en el libro. “Podría incrementar la cantidad de información disponible para la mente consciente”.

Por ejemplo, en estudios donde se pide a los sujetos que lean pasajes que se ven interrumpidos por palabras o frases inesperadas, los adultos de 60 años o más trabajan más despacio que los universitarios. Aunque los estudiantes se mueven por el texto a una velocidad consistente sin importar lo que signifiquen las palabras fuera de lugar, las personas mayores se ralentizan aún más cuando las palabras tienen alguna relación con el asunto tratado. Esto indica que estas personas no pasan por encima de esta información extra, sino que la registran y procesan.

Cuando se preguntó más tarde a ambos grupos, si alguna de esas palabras fuera de lugar podrían ser respuestas, los adultos de avanzada edad respondieron mucho mejor que los estudiantes.

“Para la gente joven, es como si las distracciones nunca hubieran pasado”, comenta una autora de la revisión, Lynn Hasher, profesor de psicología de la Universidad de Toronto y científica senior en el Instituto de Investigación Rotman. “Pero para los adultos de avanzada edad, al retener toda esta información extra, de repente se convierten en los mejores resolviendo problemas. Logran transferir la información de la que están empapados de una situación a otra”.

Esta clase de tendencias pueden producir grandes ventajas en el mundo real, donde no siempre está claro qué información es importante, o puede llegarlo a ser. Un punto aparentemente irrelevante puede tomar un papel diferente si cambian los planes originales. De igual modo, detalles extras que ocupan tu atención, como el bostezo o los movimientos nerviosos, podrían ayudar a valorar el impacto real de tus palabras.

“Un campo de atención más amplio en los adultos de edad avanzada podría ayudarles finalmente a conocer más datos sobre una situación y los mensajes indirectos de lo que está sucediendo, que sus colegas más jóvenes”, comenta la doctora Hasher. “Creemos que esta característica podría jugar un papel muy significativo en la idea generalizada de que los ancianos son más sabios”.

En el año 2003, un estudio realizado por el doctor Carson de Harvard y otros investigadores, puso a prueba la habilidad de los estudiantes para librarse de la información irrelevante cuando se les exponía a una descarga de artillería de estímulos. Cuanto más creativos creían ser los estudiantes, lo cual se determinaba por un cuestionario sobre logros pasados, más problemas tenían a la hora de ignorar los datos no deseados. Una habilidad de filtración y de fijación de prioridades reducida, concluyeron los científicos, podría contribuir al pensamiento original.

Este fenómeno, comenta el doctor Carson, se relaciona a menudo con un descenso en la actividad del córtex prefrontal. Los estudios han descubierto que las personas que sufren daños o enfermedades que reducen la actividad en esta región se interesan más por los trabajos creativos.

Jacqui Smith, profesora de psicología y profesora investigadora en el Instituto de Investiación Social de la Universidad de Michigan, que no está relacionada en el trabajo actual, comentó que hay una palabra para lo que resulta cuando la mente es capaz de asimilar datos y ponerlos en su lugar correcto: sabiduría.

“Todos estos hallazgos son consistentes con el contexto que estamos construyendo sobre lo que es sabiduría”, añadió. “Si las personas mayores extraen más información de una situación, y luego son capaces de combinarla con su, comparativamente mayor, almacén general de conocimiento, entonces van a contar con una gran ventaja”.

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